martes, 19 de abril de 2011

La fragilidad humana


Recuerdo como si fuera ayer, la vez en la que olvidé dar las gracias a una persona que me devolvió un reloj que había olvidado en el metro. Ese simple hecho de olvidar agradecer a alguien que te hizo un bien, es una sensación incómoda. Algo tienes que hacer para remediarlo. Esto cabe como anillo al dedo para la exposición a la cual asistí. Y es que la mayor fragilidad humana es la memoria, ¡qué rápido que olvidamos algunas cosas!

La exposición aludida la visité en el Centro cultural del Palacio La Moneda. Llevaba por nombre “exposición fotográfica "Alberto De Agostini". Y es éste personaje, el que nos hizo un gran favor a todos los chilenos.

En uno de los paneles se encontraba parte de la reseña de la exposición y me pude dar cuenta de la gran importancia que ésta tuvo para Chile. Decía que gracias a la compilación de una cantidad de fotografías tomadas por Alberto De Agostini en Magallanes y La Tierra del Fuego, en otros países pudieron darse cuenta de la realidad de los pueblos “escondidos”. Y pareciera que esta exposición es para agradecerle, aunque sea en honor a su memoria y también para que no olvidemos lo que forma parte de nuestra historia.

Según Tylor, en “Costructores de Otredad” (la construcción del otro por la diversidad) señala que: “como producto de la naturaleza, la cultura está sometida a un proceso de cambio (evolución), es decir, a un proceso evolutivo de diferenciación”. Las fotografías que se pueden apreciar, representar el intento de plasmar la forma de vida de los pueblos de Magallanes. Pueblos que en su posterioridad, presentaron un proceso lento de evolución cultural, incluso desaparecieron. Esa es la razón por la cual, en la actualidad, podemos apreciar parte de su cultura. Cultura que nos fue heredada para que la pudiéramos recordar.

Me quiero detener, primeramente, en una de las fotografías. Aparecían dos hermanos Onas. Una niña y un niño abrazados y abrigados por pieles de animales. Foto tomada en Tierra del fuego. Se puede apreciar la calidad de vida de estos niñas y lo que siempre es mencionado cuando de su vestimenta se trata, pieles de animales que le servían como abrigo.[1] Sonrisas en sus rostros , felicidad que refleja su costumbre de vida, a pesar de la precariedad de ésta. Sin duda, la calidad de la fotografía, aunque parece simple, deja al descubierto su propia realidad.

Y en la segunda fotografía que me quiero detener, es aquella en la que sale una hermosa cascada del río Cochrane en la región de Aysén. Paisaje que da cuenta de los maravillosos ambientes y paisajes que podemos encontrar en nuestro país. Cascada que pareciera estar oculta entre tantos árboles y naturaleza. La hermosura de nuestro país, que muchas veces es despreciada.

Según wikipedia: “Antes de su casi extinción, eran nómadas terrestres, cazadores y recolectores”. Afirmación que puede ser claramente rectificada por la exposición a la cual asistí. En las demás fotografías, se veían a la población Selknam andar en canoas, o recoletar mariscos para su propia alimentación.

Finalmente, la exposición, que sólo muestra fotografías y nada de texto, nos deja una sensación de conocimiento. A través de ellas, se da cuenta de pueblos ya olvidados y de paisajes ocultos de nuestro país. Alberto De Agostini nos enseña a querer y respetar lo que es y los que fueron parte de nuestra historia. Culturas que, gracias a este tipo de exposiciones, no son abandonados a su suerte, y quedan por lo demás, en nuestro consiente y en el de las próximas generaciones.


BELÉN MERINO


[1] Los Onas: Tierra del fuego. Carlos Gallardo R.

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